miércoles, 16 de noviembre de 2016

Charcutería vegetal y talibanismo gastronómico

Ayer estuve en Mercadona y vi algo que me hizo pensar.
En la sección de charcutería (no en la de frutas y verduras) vi que exponían un preparado artificial, totalmente artificial, con apariencia de chopped, pero que no era chopped: era un embutido vegano compuesto en exclusiva por componentes de origen vegetal.
Compré el formato más pequeño de la cosa y al llegar a casa lo probé: tenía la misma forma (cilíndrica) que un embutido cárnico normal; el producto tenía el mismo color rosa pálido, la misma consistencia y el mismo sabor que un chopped light de los que últimamente abundan en el mercado.
La pregunta es: ¿tanto añoran los vegetarianos y/o veganos los productos cárnicos, tan sabrosos y saludables ellos, como para imitarlos en su forma externa? ¿tienen que darle forma cárnica a sus alimentos exclusivamente vegetales para hacerlos atractivos a la vista, el tacto y el paladar?
Yo soy omnívoro, es decir, como carne, pescado, fruta y verdura cada vez que quiero sin tratar de justificarme: no descarto nada que tenga buen sabor y me aporte vitaminas o proteínas. Y seré omnívoro mientras un médico no me obligue -con buenas razones en defensa de mi salud- a renunciar a alguno de los alimentos que acabo de mencionar.
Es más: el complejo lo padecen (quizá por su alimentación incompleta) los vegetarianos y/o veganos, no yo. A mí nunca se me ocurrirá pedir en Mercadona o en un restaurante un chuletón de ternera que tenga el aspecto, el color, la textura y el sabor de las acelgas, ¡Dios me libre! Yo, si quiero un chuletón de ternera, quiero que tenga aspecto de... chuletón de ternera.
Si los vegetarianos y/o veganos -talibanes de la alimentación, fundamentalistas de la mesa- apetecen o comen alimentos vegetales con aspecto, color y sabor de cárnicos son ellos los que tienen que dar explicaciones. Yo, desde luego, seguiré comiendo de todo.
En realidad me dan pena, porque su opción no ha sido adoptada nunca por razones sanitarias objetivas (cualquier médico en su sano juicio dice que hay que comer de todo, que eso significa dieta equilibrada"). Es por motivos ideólogicos o, peor aún, puramente sentimentales.

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