sábado, 23 de enero de 2016

Lo que nos merecemos

Dicen algunos que Córdoba no se merece lo que tiene. Me refiero a la patética "alcaldesa" Isabel Ambrosio y sus impresentables actitudes y decisiones. (Entrecomillo lo de "alcaldesa" porque es sólo un títere en manos de otros, sin personalidad ninguna, una víctima de libro del síndrome de Estocolmo en política).


Pero... ¿de verdad que Córdoba no se merece lo que tiene? Yo tengo mis dudas, que se basan en lo que veo si miro hacia atrás, hacia un pasado aún reciente...

Si miramos atrás vemos a una alcaldesa de fantoche, de charanga y pandereta llamada Rosa Aguilar, que hubiera dado a Valle-Inclán materia prima para varios esperpentos (y ríase usted de la Farsa y licencia de la reina castiza).

De la mano de Rosa Aguilar estaba el inefable Rafael Gómez, alias Sandokán, un tipo cuya vida podría servir de inspiración a un culebrón costasoleño, que se postuló como alcalde hace poco más de cuatro años y sacó cinco concejales (no por arte de magia, sino porque lo votaron varios miles de cordobeses).

La otra pata del trípode era el cura Miguel Castillejo, al que todos en algún momento de nuestra vida rendimos pleitesía e hicimos el rendivú, hasta que llegó un obispo (Asenjo) que lo puso en un sitio del que -a la vista de los hechos- nunca debió salir: quizá su sitio hubiera sido la parroquia de la aldea de Cuenca, cerca de su querida Fuente Obejuna.

Ni Aguilar, ni Sandokán ni Castillejo son ya nada en Córdoba, pero de aquellos polvos... Bueno, sí, Rosa Aguilar, aunque está ya fanée, ajada físicamente, más lamentable y despreciable que nunca, conserva una parcela de poder en la Consejería de Cultura... una parcela -de parcelas sabe mucho doña Rosa- que le cuida en nuestra provincia su amigo -tal para cual- Franscisco Alcalde, otro que bien baila (siempre, eso sí, que el baile lo pague otro que le dé calor y cobijo, llámese Miguel, Juan Pablo o Rosa). Porque Francisco Alcalde es otro cordobés que vaya tela... A la vista de su biografía -que alguien deberá escribir en su momento- se me antoja que el único renglón digno en su currículum es el que dice "antiguo alumno salesiano".

Pero nos queda un último personaje: inefable, eterno, invariable, que sigue en pie como las pirámides de Egipto pese al paso del tiempo y la erosión. Quizá él sea el símbolo perfecto de lo que Córdoba es y de lo que Córdoba se merece. Lo veo por la calle y compruebo que él no está desgaste; no sé si se habrá hecho alguna operación (que alguien le habrá pagado, por supuesto) o es que la concentración en su persona de muchos medios de Moriles, muchas partidas de dominó, muchos peroles subvencionados y muchos pactos con muchos demonios a lo largo de los años lo mantienen así de impoluto... Me refiero al ínclito, al inconmensurable, al único Francisco Castillero, presidente de la Academia Cordobesa de la Caspa, llamada también Federación de Peñas Cordobesas. (Me han entrado ganas de escribir su nombre y apellidos sobre mármol de Carrara, o con letras mayusculísimas, pero me he controlado, que conste).

Isabel Ambrosio, Rosa Aguilar, Rafael Gómez, Miguel Castillejo, Francisco Alcalde, Francisco Castillero... eso es Córdoba. No nos equivoquemos. Nuestra tierra da con generosidad frutos de esta especie, que nacen de nuestro humus, que se alimentan con lo mismo que nosotros, que crecen alentados por quienes en algún momento los hemos votado o aplaudido o reconocido, y sobre todo por quienes callamos ante sus tropelías y no les dimos en el momento oportuno su merecida y abundante dosis de desprecio, de olvido, de silencio mortal.

De modo que si en Córdoba hemos regado la tierra para que dé cosechas como ésta... ¿de verdad que no nos merecemos los cordobeses lo que tenemos encima? Quizá hasta sea poco para lo que realmente merecemos...

martes, 5 de enero de 2016

Marxistas de salón



A propósito de este artículo, añado mi comentario:

Yo también conozco a marxistas cordobeses de chalet, de casa en la Costa del Sol, de bachilleratos en las Teresianas y veranos en Suiza o en Irlanda. Chicas marxistas que iban a clase con abrigos de visón, tomaban los apuntes con bolígrafos Cross de oro y luego daban carnets de demócratas en las asambleas de la Facultad, que soñaban con casarse con un estudiante de Derecho que quería ser abogado laboralista y acabó en el despacho de papá (defendiendo a las constructoras de Marbella). Chicas marxistas a las que se les permitía no hacer un examen el día señalado -sábado- porque ese día "tenían que ir" a la boda de una amiga. Y chicos marxistas que con Franco vivo y coleando llevaban ostensiblemente libros con poemas de Bertolt Brecht o de Maiakovski y que luego acabaron dirigiendo una edición del ABC, o mamando subvenciones públicas como directores generales de la mal llamada Memoria Histórica. Sí, yo conozco también a marxistas de chalet. Y de abrigo de visón. Y de angulas de Aguinaga, que esas sí que son auténticas, no las gulas que anuncian en la tele.

domingo, 3 de enero de 2016

¿Comercio justo?

He entrado hoy, creo que por primera vez en mi vida, en una tienda de las que alardean en su fachada de "Comercio Justo". La tienda tenía el mismo aspecto que cualquier otra, y la dependienta también. Los precios, eso sí, eran algo más caros, sobre todo porque en su mayoría venían de países lejanos y claro, hay que pagar los portes.

Al salir me he hecho unas preguntas: la modesta panadería de las chicas, tan simpáticas, a las que compro el pan cada día, que son a la vez jefas y empleadas, ¿es una tienda de comercio "injusto"? A mí me parece que lo injusto es el horario que ellas tienen que soportar para poder llevar algo digno a sus familias. Los productos no son peores que los del autodenominado "comercio justo", y los precios son aproximadamente iguales, quizá algo más baratos (los más lejanos son las obleas de Cipérez, Salamanca).


¿Es una tienda de comercio "injusto" la papelería que hay justo bajo mi casa? ¿Lo es la zapatería de la esquina, donde me atienden siempre con amabilidad y eficiencia? ¿Es injusto el beneficio de otra tienda, esta vez de ropa, situada en mi mismo bloque y que vende confección a buen precio y calidad, ideal para vestir de diario?

No sé por qué, pero lo del autodenominado "comercio justo" siempre me ha parecido un timo, una especie de chantaje afectivo. Y la visita que he hecho hoy a uno de esos establecimientos me lo ha confirmado. Por tanto, seguiré comprando donde siempre, mirando por encima de todo la relación calidad/cantidad/precio.

(29 de diciembre de 2015)

¿Quiénes son los ricos?

"Si los ricos no comparten, que tengan cuidado", dice el mediático Padre Ángel. Y como parece que es un hombre inteligente, además de cargado de buenas intenciones, yo le pido: "Padre, defíname exactamente qué es un rico, quién es rico y quién no lo es".


Siempre he pensado que hablar de ricos, genéricamente, es peligrosísimo, como hablar genéricamente de gitanos, negros, musulmanes, católicos o madridistas. Porque todo el mundo es rico para alguien y pobre para alguien. Yo soy un muerto de hambre para las Koplowitz, por ejemplo, pero un potentado para algunos vecinos de la calle Torremolinos de Córdoba. Y un vecino de la calle Torremolinos de Córdoba puede ser para mí un muerto de hambre, pero es un potentado para una madre de siete hijos que vive en la República Centroafricana.

Por tanto, Padre Ángel, haga un paréntesis en su benemérita labor y en sus apariciones mediáticas y dígame con exactitud: ¿Cuándo empieza uno a ser rico? ¿Somos todos ricos o pobres, sin posiciones intermedias? Sé que habla en términos económicos y patrimoniales, no en términos morales o culturales, donde por cierto también hay pobreza, no siempre vinculada a la económica.

Por favor, dígame quién es rico, dígame a partir de qué nivel de renta -cifrada en euros exactos- uno deja de ser pobre, o -hacia abajo- empieza a serlo.

Mientras tanto, no haga afirmaciones tan llamativas y amenazantes.

(2 de enero de 2016)

Capitalidad cultural 2016



Estamos en 2016 y, como sabemos desde 2011, no seremos Capital Cultural de Europa. La verdad es que, nos guste o no, aunque nosotros tengamos mucha más historia y mucho más arte (del pasado) que San Sebastián, la ciudad vasca nos gana por goleada en actividad cultural presente, en actividad económica y en nivel de vida.

Pero es que no quiero ni pensar lo que sería una Córdoba Capital Cultural con el actual equipo de gobierno en el Ayuntamiento, caracterizado por el sectarismo, la tricefalia y la gilipollez institucionalizada. Basta ver a las tristes figuras de la alcaldesa, (Isabel Ambrosio), del primer teniente de alcalde (David Luque), del que se cree alcalde pero sólo tiene 4 concejales (Pedro García), del que es realmente alcalde porque tiene de rodillas a PSOE e IU (el de Ganemos, no sé cómo se llama ni me importa)... sin olvidar al Alcalde con mayúscula (sólo por el apellido), un analfabeto que ha metamorfoseado su condición de lacayo de Castillejo en la de okupa de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía por obra y desgracia de la ajada Rosa Aguilar,

No quiero ni pensar, digo, en las actividades culturales que esos personajes meterían en un programa que tendría como espectadores a ciudadanos de toda Europa, ni en la sarta de mentiras que derramarían sobre nuestra historia pasada.

Así, mejor que no tengamos la Capitalidad Cultural. Nos hemos ahorrado ser la vergüenza y el hazmerreír de Europa.

(3 de enero de 2016)