En USA, Donald Trump ha sido multimillonario antes de meterse en política y sin cobrar más dinero público que los impuestos que ha dejado de pagar. Pero sin duda no se ha metido en política para ganar dinero.
En España, muertos de hambre sin currículum previo se meten en política y se hacen millonarios (en la Administración central o autonómica), o en el mejor de los casos ven la política como una forma de vivir mejor que antes (en todos los Ayuntamientos, sobre todo de pueblos pequeños, hay ejemplos a patadas de personajes de este tipo).
Es evidente que, puestos a elegir, prefiero un millonario metido en política antes que alguien que se mete en política para ganar dinero (aunque sólo sea para ganar más que antes de estar en la política). Eso no quiere decir que comulgue con la ideología de Trump, que conste.
Siempre he pensado que un político no debería ganar por su cargo ni un euro más ni un euro menos de los que ganaba en su ejercicio profesional anterior; pienso que sería la única forma de asegurar que no se han metido en política para ganar dinero (ni para perderlo) y de que no hubiera ricos que se metieran en política para ser más ricos.
Que conste, lo dicho no tiene nada que ver con la corrupción, me refiero exclusivamente a los ingresos legales y legítimos por el desempeño de un cargo público. Si hablamos de corrupción, y parafraseando a Pablo Iglesias, todos somos corruptos potenciales; añado. además, que no hay vacuna ideológica contra la corrupción, porque hay o puede haber corruptos en todo el arco político (y el que diga lo contrario miente).
Pero vamos al tema que me ha hecho escribir estas líneas: ¿qué es preferible, llegar rico a la política o hacerse rico en la política sin haberlo sido antes?
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