"Si los ricos no comparten, que tengan cuidado", dice el mediático Padre Ángel. Y como parece que es un hombre inteligente, además de cargado de buenas intenciones, yo le pido: "Padre, defíname exactamente qué es un rico, quién es rico y quién no lo es".
Siempre he pensado que hablar de ricos, genéricamente, es peligrosísimo, como hablar genéricamente de gitanos, negros, musulmanes, católicos o madridistas. Porque todo el mundo es rico para alguien y pobre para alguien. Yo soy un muerto de hambre para las Koplowitz, por ejemplo, pero un potentado para algunos vecinos de la calle Torremolinos de Córdoba. Y un vecino de la calle Torremolinos de Córdoba puede ser para mí un muerto de hambre, pero es un potentado para una madre de siete hijos que vive en la República Centroafricana.
Por tanto, Padre Ángel, haga un paréntesis en su benemérita labor y en sus apariciones mediáticas y dígame con exactitud: ¿Cuándo empieza uno a ser rico? ¿Somos todos ricos o pobres, sin posiciones intermedias? Sé que habla en términos económicos y patrimoniales, no en términos morales o culturales, donde por cierto también hay pobreza, no siempre vinculada a la económica.
Por favor, dígame quién es rico, dígame a partir de qué nivel de renta -cifrada en euros exactos- uno deja de ser pobre, o -hacia abajo- empieza a serlo.
Mientras tanto, no haga afirmaciones tan llamativas y amenazantes.
(2 de enero de 2016)
(2 de enero de 2016)
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